VI DOMINGO DEL T.O. (A)

Domingo 12 de febrero de 2023
Mt 5,17-37

«No piensen que he venido a abolir las enseñanzas de la ley y los profetas; no he venido a abolirlas, sino a llevarlas al pleno cumplimiento. Yo les digo de hecho: si su justicia no supera la de los escribas y de los fariseos, no entrarán en el reino de los cielos. Han oído que se dijo a nuestros antepasados: “No matarás; y el que mate será llevado a juicio”. Pero yo les digo: quien se enoja con su hermano deberá ser llevado a juicio. Han oído que se dijo: “No cometerás adulterio. Pero yo les digo: todo el que mira con malos deseos a una mujer, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Han oído también que se dijo a sus antepasados: “No jurarás en falso, sino que cumplirás lo que prometiste al Señor con juramento”, pero yo les digo: que no juren en modo alguno».
(Mt 5,17.20-22a.27-28.33-34a)

Jesús vuelve explícito el hecho de que vino a traer una novedad con respecto a la ley que el pueblo había recibido a través de Moisés, en el monte Sinaí. No vino a abolirla, sino a darle cumplimiento, en línea con la historia de Israel. Jesús nos da algunos ejemplos de esto, subrayando el contraste: “han oído que se dijo… pero yo les digo”. La ley que Él lleva a su cumplimiento descenderá en nuestros corazones el día de Pentecostés en el monte Sión en Jerusalén. ¡Es una ley que pide mayor respecto que la del antiguo testamento! El Señor, de hecho, juzga hoy también nuestras intenciones y nos llama a cosas que parecen humanamente imposibles. ¡Pero por la fuerza de la presencia del Espíritu Santo en nosotros, podemos hacerlas! Esta ley, escrita en el corazón, no responde más a un “debes” externo, sino a uno interno, que es un imperativo del Amor. Jesús nos lo ha mostrado bien cuando en la cruz nos extendió los brazos, rindiéndose totalmente.

Dejemos que el Espíritu trabaje en nosotros, donándonos fuerza y valor para poder ser siempre más a imagen del Hijo y ser hijos de Dios a imagen de nuestro Padre.

p. Giuseppe