A todos los hermanos y hermanas de los Oasis y Realidades de la Koinonía juan Bautista

¡Cristo ha resucitado!

«Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría»
(Mt 2,10)

Querida hermana, querido hermano:

Al entrar en el tiempo de Adviento, la cita de Mateo es, en el verdadero sentido de la palabra, iluminadora. Desearía que la metáfora de la estrella presentada a continuación nos ayude en este momento litúrgico particular y, más aún, se convierta en un estilo de vida en nuestro camino terrenal hacia el encuentro con el Amado.

Las estrellas aparecen en el cielo durante la noche, cuando está oscuro y hace frío, y no durante el día. Caminamos en un contexto histórico complejo y en continua evolución. Además de las guerras reales, estamos viendo un generalizado lenguaje conflictual a nivel político, social y eclesial.

Cito una expresión que el Papa Francisco formuló explícitamente por vez primera en 2019, incluso antes de la pandemia, con motivo de las felicitaciones navideñas a la Curia romana: «Lo que estamos viviendo no es simplemente una época de cambios, sino que es un cambio de época».

De esta afirmación, parece que no se trate solamente de acontecimientos ya vistos a lo largo de la historia, sino de un mundo que está dejando su sitio a otro, por lo tanto, de certezas que resultan inciertas y de estabilidad que se vuelve fluida. Esta dialéctica está afectando a las religiones, a la política, a la moral, a las instituciones y a la visión del ser humano con sus derechos y sus deberes.

Los creyentes en Jesús ciertamente no somos inmunes a todo esto, pero alentados por las palabras del Apóstol, «no estén tristes como los que no tienen esperanza» (1Ts 4,13), podemos crecer en la conciencia de nuestra vocación y, con Su ayuda, transformar este momento en una oportunidad, para testimoniar que vivimos en el mundo, pero que ya pertenecemos al Reino que nos aguarda.

En este contexto precisamente estamos llamados a marcar la diferencia y a vivir nuestra esperanza plena y comunitariamente. De hecho, sabemos y creemos que Jesús es el Señor de la historia y Él es quien la guía hacia su fin último, como Él mismo dice: «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último » (Ap 22,13).

Por eso, cuando oscurece y el Sol de justicia parece lejano, Él no nos abandona, sino que nos guía a través de la estrella que, para quienes levantan la cabeza y miran hacia ella, es fuente de gozo y de seguridad, una seguridad animada por la confianza de que, a pesar de la adversidad, permanecemos en Él y dependemos de Él.

La estrella es Su Palabra, la cual es capaz de iluminar, guiar, sanar y crear lo que aún no existe. La estrella son Sus promesas, y nosotros, Koinonía Juan Bautista, encarnamos junto con la Iglesia y en la Iglesia, de modo profético, el “ya” de las verdades inmutables y el “todavía no” de lo nuevo que viene. La estrella es fuente de alegría, porque brillando en la oscuridad nos recuerda que somos un pueblo en camino, que se abre a la esperanza de lo que le espera: «Mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino en el desierto, corrientes en el yermo» (Is 43, 18b-19)..

Queridos, el tiempo de Adviento es el tiempo de la Palabra proclamada, orada y vivida a nivel personal y a nivel comunitario, conscientes de que después de la noche viene el día, después de los dolores de parto viene el nacimiento. Por tanto, dejémonos guiar por la estrella porque no es solamente un astro, sino también la meta de nuestro camino: «Yo soy la raíz y la descendencia de David, la estrella radiante de la mañana» (Ap 22,16).

¡No me queda más que desearos un fecundo camino de Adviento, una feliz Navidad y un próspero año nuevo!

Roma, 30 de noviembre de 2023

p. Giuseppe De Nardi
Pastor general