IV DOMINGO DE ADVIENTO (B)

Domingo 24 de Diciembre de 2023
Lc 1,26-38

«María dijo al ángel: “¿Cómo será esto, pues no tengo relación con ningún hombre?”. El ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que todos tenían por estéril; porque para Dios nada hay imposible”. María dijo: “Aquí está la esclava del Señor, que me suceda como tú dices”. Y el ángel la dejó».
(Lc 1,34-38)

La mente humana se esfuerza por concebir lo que ha sucedido después de siglos de profecía y expectativa mesiánica: la encarnación del Hijo de Dios.

En el capítulo 3 del libro del Génesis leemos sobre la consumación del pecado original, que abrió la puerta a todo lo que es malo, no solo a nuestro alrededor y en los demás, sino también en cada uno de nosotros, en lo más íntimo de nosotros mismos y en lo más profundo de todas las generaciones que vendrán después. Algo espiritual y profundo se rompió: ¡se perdió la confianza en Dios Padre!

La protagonista de ese remoto suceso fue la madre de todos los seres vivos: Eva, que entró en diálogo con la serpiente y se dejó seducir por ella. Hay que reconocer, sin embargo, que Eva era libre, al igual que Adán. Es un concepto que no somos capaces de captar en su significado profundo, ya que estamos marcados por el pecado y, a pesar de la salvación que ya está obrando en nosotros, no somos plenamente libres.

Pues bien, después de milenios, todavía una figura femenina, una joven de Nazaret, colocada en la misma condición que Eva – es decir, sin condicionamiento por el pecado, según el dogma de la Inmaculada Concepción – dice SÍ, aunque no comprenda el plan de Dios para ella, expresado por el mensaje inconcebible de la Anunciación. María hace un acto de fe que en realidad es un acto de confianza… ¡Estoy! El «sí» incondicional de María dio paso al plan de Dios: hacerse hombre, entrar en nuestra dimensión. El «sí» de María dio a Jesús al mundo.

Tu «sí», tu adhesión al plan de amor de Dios para ti, puede ayudar a hacer nacer a Jesús en el corazón de tantos que aún no lo han recibido.

p. Giuseppe